Ha habido sabios; pero no deben ser confundidos con esos hombres de conocimiento cuyas carreras están al servicio de los lobbies, que han advertido que cierta ecología puede enfermar. Hablamos de la luz LED. Es verdad que tienen un consumo mínimo; pero no se habla de su cara oculta.
La American Optometric Association (AOA) advirtió del «síndrome de pantalla«: la luz LED que emana de las pantallas contiene una energía llamada «luz azul» cuyo impacto directo en los ojos provoca la muerte prematura de células en la retina. La cantidad de daño va a depender del tiempo de exposición; pero sí es verdad que, desde edades muy tempranas, ya estamos expuestos a dicha afectación.
Una breve explicación: Los filtros naturales y biológicos que posee el ojo (córnea, cristalino, …) no son capaces de bloquear la luz azul LED. Cuando soportamos durante años tal agresión llega un tiempo en que ciertas defensas contra ella (luteína, carotenoides, …) ya no son suficientes. Hoy día se habla de «Baja Visión» como una reducción importante de la vista y que no mejora con la corrección de las gafas, lentes de contacto o incluso tratamientos médicos.
El origen se halla en patologías que afectan al nervio óptico o a la retina como son la DMAE, la cual es la primera causa de ceguera en los países industrializados o la retinosis pigmentaria. Algunas veces existe riesgo genético en la «Baja Visión» y, por supuesto, es prioritario el tratamiento médico en cada caso anteriormente mencionado.
Pero es trascendental hoy en día debido a la influencia perniciosa de factores extraños y nuevos como la luz LED, hacer un diagnóstico con el oftalmólogo y acudir a una consulta de ayuda para la «Baja Visión» con un optometrista especializado en tal orientación óptica.
Hoy día estamos sometidos a la luz LED de pantallas a una distancia muy próxima y sin protección. Existe un riesgo patente de parecer enfermedad ocular a mediano o largo plazo sin existir patología actual. La nociva luz LED es algo nuevo para nuestros ojos, los cuales no han tenido tiempo de adaptarse a ella.
En 2010 la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria de Francia, advirtió de la gravedad de los peligros asociados por la luz LED: «alta densidad de superficie de intensidad de luz emitida por fuentes de tamaño muy pequeño con efectos fototérmicos y deslumbramiento«, con riesgo para la retina humana, especialmente niños por exposición crónica por la luz LED utilizada en todos los nuevos dispositivos electrónicos. Y se proponían medidas de protección.
En 2013 se publicó en «Photochemistry and Photobiology» el estudio «Efectos de las radiaciones de diodo emitidas por luz en células humanas del epitelio pigmentario retinal invitro» en el que la Dra. Celia Sánchez Ramos es coautora, con esta conclusión: «todas las radiaciones LED aumentan el daño en el ADN […] aumentan el porcentaje de muerte celular de un 66% a un 89%-96% […]».
En palabras de Celia Sánchez: «el ojo humano no está preparado para un uso abusivo de la luz LED como el actual, pero es que ni si quiera lo está para leer durante tiempo excesivo; está preparado para mirar de cerca, pero no tanto para leer, porque esta es una actividad que precisa de un gran esfuerzo visual a fin de diferenciar bien una letra de otra. Y hacer eso durante muchos años supone un desgaste que se termina notando con la edad».
La Dra. Celia advierte que, en base a esto es fácil imaginar los efectos sobre un órgano no preparado para tal exceso de concentración de luz LED (luz azul de alta radiación) tantas horas como lo hacemos e incidiendo directamente sobre la retina. Se trata de una destrucción del pigmento macular amarillo de la retina. ¡Nuestros ojos no han tenido tiempo de adaptarse de manera natural al efecto nocivo de esta tecnología LED! Como los daños son acumulativos se sabe ciertamente que ello conlleva patologías como la DMAE.
Para la Dra. Celia Sánchez y con respecto a los niños afirma: «si no se afronta el problema de la luz LED, los niños y jóvenes pueden tener graves problemas visuales en el futuro. Han empezado a convivir muy pronto con los dispositivos electrónicos estando muchas horas delante de ellos. De momento notarán irritación ocular o fatiga pero con el tiempo los problemas irán a más; estamos ante un auténtico problema de salud pública«.
La exposición repetida a la luz LED altera nuestro reloj biológico y el sueño se ve afectado y ello, a su vez, aumenta las probabilidades de patologías diversas y trastornos del sistema inmunológico. Y más vulnerabilidad a la depresión y a la ansiedad. Es importante recalcar que no existe el mismo grado de afectación en la luz LED que ilumina las instancias a distancia lejana y que incide de manera oblicua que en la led cercana y directa proyectada hacia los ojos (pantallas).
En la mayoría de dispositivos móviles (incluidos en los ordenadores) ya es posible configurar un modo «protector de la vista» también denominado en múltiples ocasiones como «luz nocturna» que básicamente lo que hace es limitar la cantidad de luz azul que emite la pantalla y usa en su lugar colores más cálidos para proteger tus ojos.
En el caso de que el dispositivo en cuestión no cuente con una herramienta que te permita controlar el nivel de luz azul emitida, existen múltiples soluciones gratuitas que puedes utilizar (f.lux para Windows y MacOS, así como diversas apps que puedes descargar desde Google Play, para android, o desde Apple Store, para iOS).
Igualmente se comercializan gafas con cristal tanto no graduado como graduados donde se incorporan filtros.
Como referente en España, redireccionamos al centro Barañano de Madrid, un referente en esta especialidad en Optometría (ayuda para «Baja Visión»).
Por otro lado, recomendamos visitar el blog «Cuida tu vista» del optometrista Ramón García en la que encontraréis mucha información valiosa sobre estos temas.